lunes, 25 de julio de 2011

¡URUGUAY PA´ TODO EL MUNDO!

NATALIA ALONSO DE EIRIS DESDE TARRAGONA, ESPAÑA.

Ayer Uruguay se llevó el campeonato de la Copa América. Es la número 15 de nuestra selección, que la convierte en la más galardonada de este torneo.

Aquí dónde vivo, en una pequeña ciudad española, hay gente que me ha preguntado cómo puede ser que un país tan pequeño, con poco más de tres millones de habitantes, sea capaz de colocarse en lo más alto en la competición de nuestro continente, y en el cuarto puesto del mundial.

Es una pregunta difícil de contestar, pero intentaré algunas respuestas.

Primero, porque Uruguay tiene historia de glorias futboleras, de esas que se transmiten de generación a generación, que se reviven cada dos por tres, que son parte de la mítica uruguaya. Pero Uruguay en estos últimos años ha demostrado que esa historia está viva, que los mitos tienen que actualizarse para poder mantenerlos en el tiempo, y no ha tenido miedo en atreverse a repetir la historia.

Segundo, porque Uruguay está acostumbrado a marcar su identidad rodeado de gigantes. Uruguay no se deslumbra con tanto Neymar, Messi, Agüero, tanto flash y tantos millones; Uruguay sabe que es Uruguay, y que eso significa que tiene que jugar a ganar, con garra, con amor a la camiseta. Es por eso que los del Atlético de Madrid no entendieron a Forlán cuando dijo que sólo besa el escudo de Peñarol y de Uruguay: no entienden que para los uruguayos, los colores de la camiseta se llevan en el corazón y no en la billetera.

Tercero, porque en Uruguay aún hay campito, hay niños jugando en la calle, hay clubes de barrio; cosas que de este lado del océano ya ni se conocen, preocupados en generar empresas de fútbol y fábricas de jugadores.

Y cuarto, porque detrás de la selección uruguaya hay poco más de tres millones de personas que desde los cuatro puntos cardinales se emocionan cuando la Celeste marca un gol.

Anoche, en este rincón de España me iba a dormir feliz por la victoria pero un poco triste por no poder festejar junto a mi familia y en mi ciudad la victoria de Uruguay. Entonces un grito desde la calle se coló por mi ventana: Uruguay nomá!!!!!!!!!!  Me dormí feliz.

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